De todos es conocido ese dicho que asegura que muchas veces la realidad supera a la ficción. En este caso, la realidad ya es por muchos conocida y ahora se ha llevado a ficción. ¿Recuerdas la historia de Hermann? El octogenario alemnán, afinacado en Vigo desde hace muchísimos años por amor y fue el protagonista de una de las historias más amables del confinamiento.

Hermann salía cada día con su armónica a la ventana de su casa para amenizar a estancia a sus vecinos. Lo entrañable de todo es que este hombre, que pacede alzhéimer, creía que los aplausos de las ocho de la tarde – los dedicados a los sanitarios y a todos los profesionales que seguían día a día luchando contra el coronavirus – eran para él. Hermann creía que cada tarde daba un concierto y así era el gesto con el que sus vecinos se lo agradecía.

Una historia real hecha corto.